De visita por Restaurant California.
La noche pasada (como todos los días) salí tarde de la escuela. Cansado por una larga jornada de estudio, me hace pensar que merezco una buena cena. Ya no quiero tacos de la calle ni hamburguesas porque luego me hacen daño, por eso decidí ir a un restaurante que me garantizara higiene y una instalación cómoda donde pudiera tener una plácida cena. Lo más cerca de mi casa es precisamente un restaurante California, donde ofrecen servicio Bufett o a la carta; yo me sentí más atraído por una buena promoción que ofrecía una cena por 69 pesos mexicanos, no dudé en entrar para aprovechar esa oferta.
Una vez entré al restaurante me acomodé en un gabinete, esperando alguien me atendiera. Tardaron un poco en darse cuenta que esperaba servicio, al poco rato llegó una mujer y me ofreció servicio a la carta o bufett, yo le pregunté acerca de la promoción, ella me dijo que iba a verificar si todavía estaba a disposición, entonces tardó un rato más y al final me dijo que sí había, me ofreció varios platillos que podría incluir la cena, yo me postré a favor de una tinga de pollo con arroz blanco, que incluía además, un agua de naranja y una sopa de fideos. Tardó un poco más mientras me traía lo que le había solicitado, una vez llegó con los alimentos me dispuse a deleitarlos, me gustó el sabor, me gustó el ambiente y me sentí muy cómodo, a pesar de que la sonrisa de la mujer que atendió no era la más simpática que haya visto, pero no fue impedimento para pasármela bien.
Comí gustoso mis alimentos y aproveché todo lo que incluía, es decir, el pan con mantequilla que había colocado en medio de la mesa; ese día comí solo, a veces así me gusta, porque veo muchas personas en el día y lo menos que quiero a esas horas es seguir gastando mis palabras en más personas, sólo quería estar tranquilo y así fue.
No tardé mucho en terminar mis alimentos, una vez que lo hice pedí la cuenta, pagué y me marché de ahí dando las gracias por el servicio y aunque hay una libreta de notas para dejar comentarios, yo simplemente pagué mi cuenta y me fui. A la salida del restaurante había una silla amplia, de esas que encuentras en los parques, como había quedado exhausto de comer, decidí sentarme y me relajé mientras veía pasar peatones y autos en la avenida Insurgentes de la Ciudad de México, ya era tarde.
Eran cerca de las 9:30 horas de la noche, y mejor decidí marcharme, me fui a casa tranquilo y llegué con bien como siempre, así terminó el día, solo tenía que mirar mi correo y después irme a dormir.
Un merecido descanso después de una jornada normal de una persona de bien.
México DF a 29 de Febrero de 2012.
